Viviendo los Dos Grandes Mandamientos: Amor a Dios y al Prójimo

Ayudemos a Manuel Mano Galarza

Viviendo los Dos Grandes Mandamientos: Amor a Dios y al Prójimo

2024-08-23 Amor a Dios y al Prójimo 0

Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,34-40):

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo: «»Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.» Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»

Palabra del Señor.

 

Introducción al mandamiento más grande:

En la rica tapestría de enseñanzas que nos ofrece el evangelio, hay momentos en que una simple verdad brilla con una claridad abrumadora. Tal es el caso en Mateo 22,34-40, donde se nos presenta un diálogo transformador sobre la esencia de la ley y los profetas.

El corazón de la ley:

El diálogo comienza cuando un experto en la ley pregunta a Jesús cuál es el mandamiento más grande. Jesús responde sin titubear: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” Este no es solo un llamado a la piedad, sino un desafío vibrante a vivir una vida de entrega total a Dios, reconociendo Su soberanía en cada aspecto de nuestra existencia.

El segundo es semejante a este:

Jesús no se detiene ahí; añade que el segundo mandamiento se asemeja al primero: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Aquí, la espiritualidad se convierte en social, pues nuestro amor por Dios se refleja en nuestro trato hacia los demás. Esta dualidad de amor define la práctica diaria de nuestra fe, siendo esencial tanto en la convivencia comunitaria como en nuestra interacción más amplia con la sociedad.

Aplicaciones prácticas en la comunidad:

En la vida parroquial y los movimientos apostólicos, estos mandamientos nos invitan a revisar constantemente nuestras motivaciones y acciones. ¿Están alineadas con un amor genuino por Dios y por el prójimo? Cada actividad, desde la liturgia hasta los proyectos comunitarios, debe ser un reflejo de estos principios fundamentales.

Un llamado a la integridad personal y comunitaria:

Al amar a Dios y a nuestro prójimo, somos llamados a actuar con justicia y a servir con humildad. Esto implica una ética de vida que favorece la inclusión y el respeto por la dignidad de cada persona, rechazando todo tipo de discriminación y violencia. Esta integridad debe ser el sello distintivo de nuestra fe en acción.

Conclusión:

Al contemplar estos mandamientos, nos enfrentamos a una invitación perpetua a profundizar en nuestra relación con Dios y con quienes nos rodean. El evangelio según San Mateo nos ofrece no solo una doctrina, sino un camino de vida que, si se vive plenamente, tiene el poder de transformar tanto a individuos como a comunidades enteras.