Familia en Cristo: Vivir el Evangelio en Comunión
Lectura del santo evangelio según san Mateo (12,46-50):
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó: «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.»
Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»Palabra del Señor.
Familia en Cristo:
En la lectura del Evangelio según San Mateo (12,46-50), Jesús nos revela una verdad profunda sobre la naturaleza de la familia en el reino de Dios. Él nos invita a ver más allá de los lazos de sangre y reconocer que todos aquellos que hacen la voluntad de su Padre son parte de su familia. Esta perspectiva nos llama a una vida de comunión y amor incondicional, recordándonos que nuestras acciones y decisiones diarias deben reflejar esta verdad divina.
Vivir en Comunión:
Vivir en comunión implica reconocer a cada persona como un hermano o hermana en Cristo. En nuestra vida diaria, esto se traduce en actos de solidaridad, apoyo mutuo y comprensión. En el trabajo parroquial, es esencial fomentar un ambiente de acogida y respeto, donde cada individuo se sienta valorado y amado. En los movimientos apostólicos, este llamado a la comunión se manifiesta a través del servicio y el compromiso con los más necesitados, reflejando el amor de Dios en cada acción.
Hacer la Voluntad de Dios:
Hacer la voluntad de Dios es la clave para pertenecer a esta familia espiritual. Esto implica escuchar su palabra y ponerla en práctica, lo cual requiere discernimiento y oración constante. En nuestras tareas cotidianas, ya sea en el hogar, en el trabajo o en la comunidad, debemos preguntarnos cómo nuestras acciones pueden alinearse con los valores del Evangelio. Buscar la voluntad de Dios nos guía a vivir con integridad y propósito, transformando nuestras vidas y las de aquellos que nos rodean.
La Importancia de la Oración:
La oración es fundamental para mantenernos en sintonía con la voluntad de Dios. A través de la oración, cultivamos una relación personal con Él, permitiéndonos escuchar su voz y recibir su guía. En la parroquia y en los movimientos apostólicos, la oración comunitaria fortalece nuestra unión y nos impulsa a seguir adelante en nuestra misión. Fomentar la oración en grupo y la meditación diaria nos ayuda a mantenernos firmes en la fe y comprometidos con la obra de Dios.
El Servicio como Expresión de Amor:
El servicio es una expresión tangible de nuestro amor a Dios y a los demás. Jesús nos enseña que servir a nuestros hermanos y hermanas es servirle a Él. En nuestra vida diaria, esto puede manifestarse en gestos simples pero significativos, como ayudar a un vecino, apoyar a un colega o participar en actividades de voluntariado. En la parroquia, organizar proyectos de servicio y en los movimientos apostólicos, promover la justicia social y la caridad son maneras de vivir esta llamada al servicio.
El Poder del Testimonio:
Nuestro testimonio de vida es una poderosa herramienta de evangelización. Vivir de acuerdo con la voluntad de Dios y mostrar su amor a través de nuestras acciones puede inspirar a otros a acercarse a Él. En nuestras comunidades, debemos ser ejemplos de fe, esperanza y caridad, reflejando el rostro de Cristo en todo momento. Al compartir nuestras experiencias y el impacto de la fe en nuestras vidas, contribuimos al crecimiento espiritual de los demás y fortalecemos la familia de Dios.