Fe en la Tormenta: Reflexión sobre San Marcos 4,35-40

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Fe en la Tormenta: Reflexión sobre San Marcos 4,35-40

2024-06-23 Lecciones de vida Paz interior 0

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,35-40):

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón.
Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!»
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?»
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»

Palabra del Señor.

Fe en la Tormenta:

En la vida diaria, muchas veces nos encontramos enfrentando situaciones difíciles, momentos de incertidumbre que nos sacuden y nos hacen cuestionar nuestra fe. La lectura de hoy del evangelio según San Marcos nos presenta un episodio en el que los discípulos, en medio de una tormenta, experimentan miedo y desesperación. A pesar de tener a Jesús con ellos en la barca, se llenan de temor. Este relato nos invita a reflexionar sobre cómo enfrentamos nuestras propias tormentas y la importancia de mantener la fe incluso cuando las circunstancias parecen abrumadoras.

Confianza en la Presencia Divina:

El pasaje del evangelio nos muestra a Jesús durmiendo en la barca mientras sus discípulos luchan contra las olas. Este acto de dormir no es un signo de indiferencia, sino una demostración de confianza absoluta en la providencia divina. En nuestras vidas, a menudo nos sentimos solos y desamparados cuando enfrentamos desafíos, pero debemos recordar que no estamos solos. La presencia de Dios es constante, incluso si no la percibimos en medio de la tormenta. Nuestra confianza debe radicar en esta presencia constante y amorosa.

Llamados a la Calma:

Cuando los discípulos despiertan a Jesús, Él calma la tormenta con una simple orden. Este gesto nos enseña que, en medio del caos, podemos encontrar paz y serenidad si recurrimos a Dios. En nuestras labores diarias, en el trabajo en la parroquia y en los movimientos apostólicos, enfrentamos muchas dificultades y tensiones. Es crucial recordar que tenemos la capacidad de invocar la paz divina en cualquier momento. Practicar la oración y la meditación puede ayudarnos a encontrar esa calma interior necesaria para enfrentar nuestros retos con una mente y un corazón tranquilos.

El Valor de la Fe:

Jesús reprende a sus discípulos por su falta de fe, una llamada de atención que también nos aplica a nosotros. En nuestro caminar diario, nuestra fe es puesta a prueba constantemente. Sin embargo, es en esos momentos de prueba donde nuestra fe puede crecer y fortalecerse. La fe no es solo una creencia pasiva, sino una fuerza activa que nos impulsa a seguir adelante, a confiar en el plan divino y a actuar con amor y valentía en nuestras comunidades y en nuestras vidas personales.

Aprender de las Tormentas:

Las tormentas de la vida no solo son inevitables, sino también necesarias. Nos enseñan lecciones valiosas sobre nosotros mismos, sobre nuestra fe y sobre la naturaleza del mundo en el que vivimos. Cada desafío que enfrentamos nos brinda una oportunidad para crecer y madurar espiritualmente. En el contexto de nuestra parroquia y en los movimientos apostólicos, estas experiencias compartidas de lucha y superación pueden fortalecer la comunidad, creando lazos más profundos de apoyo mutuo y de amor fraternal.