El Sacrificio de Amor: Reflexión sobre Juan 19,31-37

Ayudemos a Manuel Mano Galarza

El Sacrificio de Amor: Reflexión sobre Juan 19,31-37

2024-06-07 Comunión Fidelidad Sacrificio 0

Lectura del santo evangelio según san Juan (19,31-37):

En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.»

Palabra del Señor.

La Fuerza del Sacrificio:

La lectura del evangelio de hoy nos lleva al momento culminante del sacrificio de Jesús en la cruz. Este acto de entrega total nos recuerda la importancia de ofrecer nuestra vida en servicio a los demás. En nuestro día a día, ya sea en el trabajo, en la familia o en la comunidad parroquial, estamos llamados a imitar este sacrificio. No se trata de grandes gestos heroicos, sino de pequeñas acciones cotidianas que demuestran amor y dedicación.

El Significado del Agua y la Sangre:

El agua y la sangre que brotaron del costado de Jesús simbolizan los sacramentos de la Iglesia, el bautismo y la Eucaristía. Estos sacramentos nos nutren y nos fortalecen en nuestra vida espiritual. Cada vez que participamos en ellos, renovamos nuestro compromiso con la fe y nos unimos más estrechamente a Cristo. En nuestras actividades parroquiales y apostólicas, debemos buscar siempre esta fuente de vida y gracia para nosotros y para los demás.

El Testimonio de la Verdad:

El evangelista Juan nos habla de la importancia del testimonio verdadero. En un mundo lleno de falsedades y engaños, estamos llamados a ser portadores de la verdad. Esto significa ser honestos y transparentes en todas nuestras acciones y palabras. En el trabajo, en la parroquia y en nuestros movimientos apostólicos, debemos ser ejemplos de integridad y sinceridad, mostrando con nuestras vidas el amor y la verdad de Cristo.

La Fidelidad a la Misión:

Jesús cumplió su misión hasta el final, mostrando una fidelidad inquebrantable al plan de Dios. Nosotros también tenemos una misión específica en nuestras vidas. Descubrir y cumplir esa misión requiere dedicación y perseverancia. Ya sea en nuestra vocación profesional, en el servicio a nuestra familia o en el trabajo pastoral, debemos mantenernos fieles y comprometidos, recordando siempre que estamos llamados a ser instrumentos de Dios en el mundo.

El Poder de la Comunión:

La sangre de Cristo, derramada en la cruz, es fuente de unidad y comunión para todos los creyentes. Esta comunión no es solo espiritual, sino que se manifiesta en nuestras relaciones con los demás. En la parroquia y en los movimientos apostólicos, debemos esforzarnos por construir una comunidad basada en el amor y el respeto mutuo. Cada acto de solidaridad y cada gesto de compasión contribuyen a fortalecer este vínculo de comunión que nos une como hijos de Dios.