Viviendo con Propósito: La Vida Eterna en el Evangelio de San Marcos

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Viviendo con Propósito: La Vida Eterna en el Evangelio de San Marcos

2024-06-05 Fe en la Resurrección 0

Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,18-27):

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, de los que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: «Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero no hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano.» Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección y vuelvan a la vida, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con ella.»
Jesús les respondió: «Estáis equivocados, porque no entendéis la Escritura ni el poder de Dios. Cuando resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán; serán como ángeles del cielo. Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: «Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob»? No es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados.»

Palabra de Dios.

La Vida Después de la Muerte:

El Evangelio de San Marcos (12,18-27) nos ofrece una oportunidad única para reflexionar sobre la vida después de la muerte y su impacto en nuestras vidas diarias. Jesús nos enseña que la vida no termina con la muerte física, sino que continúa en una nueva dimensión con Dios. Esta perspectiva debería influir en cómo vivimos nuestras vidas cada día, recordándonos que nuestras acciones tienen consecuencias eternas.

Fe y Vida Diaria:

Nuestra fe en la resurrección debe ser el fundamento de nuestra vida diaria. La creencia en la vida eterna nos motiva a vivir de una manera que refleje los valores del Evangelio: amor, compasión, y justicia. En nuestras relaciones personales, en el trabajo, y en la comunidad, debemos actuar con integridad y generosidad, sabiendo que nuestras acciones no solo afectan nuestro presente, sino también nuestro futuro eterno.

Trabajo en la Parroquia:

En la parroquia, nuestra fe en la resurrección debe inspirar cada actividad y ministerio. Desde la catequesis hasta el servicio a los necesitados, cada acción debe estar impregnada de la esperanza y la certeza de que estamos construyendo algo que trasciende este mundo. El trabajo parroquial no es solo una tarea terrenal, sino una colaboración con Dios en su plan eterno.

Movimientos Apostólicos:

Los movimientos apostólicos, que son un pilar en muchas comunidades, tienen un papel crucial en la difusión del mensaje de la resurrección. Estos movimientos deben ser faros de esperanza, llevando la luz de Cristo a cada rincón del mundo. La certeza de la vida eterna debe darles la fuerza y el coraje para enfrentar los desafíos y continuar su misión con entusiasmo y dedicación.

La Importancia de la Esperanza:

La esperanza en la resurrección nos proporciona una perspectiva única frente a las dificultades de la vida. Nos recuerda que, aunque enfrentemos pruebas y tribulaciones, estas son temporales y no definen nuestro destino final. Esta esperanza debe ser una fuente constante de fortaleza y motivación, animándonos a perseverar en la fe y en el amor.

Conclusión:

La enseñanza de Jesús sobre la resurrección no es solo una doctrina para ser creída, sino una realidad que transforma nuestra manera de vivir. Nos llama a ser personas de esperanza, amor y acción, conscientes de que nuestra vida tiene un propósito eterno. Al integrar esta verdad en cada aspecto de nuestra vida, desde lo personal hasta lo comunitario, contribuimos a la construcción del Reino de Dios aquí en la tierra.