Renunciar para Ganar: Reflexión sobre Marcos 10,28-31

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Renunciar para Ganar: Reflexión sobre Marcos 10,28-31

2024-05-28 Recompensa Espiritual Sacrificio y servicio 0

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,28-31):

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mi y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más –casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones–, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.»

Palabra del Señor.

Renunciar para Ganar:

En la lectura del Evangelio según San Marcos 10,28-31, Pedro le dice a Jesús: “Mira, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.” Esta declaración refleja una preocupación humana común: el miedo a perder lo que hemos construido y acumulado en nuestra vida. Jesús responde con una promesa poderosa, asegurando que cualquiera que haya dejado todo por su causa recibirá cien veces más ahora en este tiempo, junto con persecuciones, y en el mundo venidero, la vida eterna. Aquí se presenta un desafío y una promesa que nos invitan a reflexionar profundamente.

La Renuncia como Acto de Fe:

La renuncia, en el contexto de nuestra fe, no es simplemente un abandono de bienes materiales, sino una entrega total a la voluntad de Dios. Esta entrega requiere confianza absoluta y valentía. En nuestras vidas diarias, podemos encontrar múltiples oportunidades para practicar este desprendimiento: al dejar de lado nuestros intereses personales para servir a otros, al dar tiempo y recursos a la comunidad, o al poner nuestras habilidades al servicio de la parroquia. La renuncia, vista bajo esta luz, se convierte en un acto de fe y amor profundo hacia Dios y hacia el prójimo.

La Promesa del Cien por Uno:

Jesús promete que aquellos que lo dejan todo por Él recibirán “cien veces más”. Esta promesa no debe ser entendida únicamente en términos materiales, sino como una abundancia de gracia, amor y paz que se derrama sobre nosotros cuando vivimos de acuerdo a su voluntad. En el trabajo parroquial y en los movimientos apostólicos, esta promesa se manifiesta en la comunidad y el apoyo mutuo que encontramos. La solidaridad y el amor fraternal que se desarrollan en estos espacios nos muestran cómo el desprendimiento nos enriquece espiritualmente, creando vínculos que trascienden lo material.

El Desafío de las Persecuciones:

Jesús también menciona que junto con las bendiciones vendrán persecuciones. Esto puede parecer desalentador, pero es una realidad que muchos han enfrentado y siguen enfrentando por vivir fielmente el Evangelio. En nuestras vidas diarias, podemos experimentar estas persecuciones de diferentes formas: incomprensiones, críticas, o incluso rechazo por parte de aquellos que no comparten nuestra fe. Sin embargo, estas dificultades son también oportunidades para fortalecer nuestra fe y demostrar nuestro compromiso con los valores del Evangelio.

La Vida Eterna como Meta:

La promesa final de Jesús es la vida eterna. Esta es la meta última de nuestra peregrinación terrenal. Todo lo que hacemos, nuestras renuncias, sacrificios y esfuerzos están orientados hacia esta promesa divina. En el trabajo parroquial y en los movimientos apostólicos, debemos mantener siempre esta perspectiva eterna, recordando que nuestras acciones tienen un impacto que trasciende este mundo. Al trabajar por el Reino de Dios aquí y ahora, estamos también construyendo nuestra vida futura con Él.

Aplicación en la Vida Diaria:

Aplicar estas enseñanzas en nuestra vida diaria implica una transformación constante de nuestras prioridades. Significa poner a Dios en el centro de todas nuestras decisiones y acciones. En el hogar, en el trabajo, y en la comunidad, esta actitud nos guía a vivir con integridad y amor. En la parroquia, nos inspira a servir con generosidad y a buscar siempre el bien común. En los movimientos apostólicos, nos impulsa a ser testigos fieles del Evangelio, llevando esperanza y luz a todos los rincones de nuestra sociedad.