La genealogía de Jesús: raíces que nos inspiran a vivir la misión

Ayudemos a Manuel Mano Galarza

La genealogía de Jesús: raíces que nos inspiran a vivir la misión

2024-12-17 Amor inclusivo de Dios Genealogía de Jesús Misión comunitaria Raíces espirituales 0

Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,1-17):

Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.
Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés engendró a Esrón, Esrón engendró a Aran, Aran engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo, catorce.

Palabra del Señor.

El valor de nuestras raíces:

La lectura del Evangelio de Mateo, con la genealogía de Jesús, nos invita a reflexionar sobre nuestras raíces y la importancia de comprender de dónde venimos. Al observar esta lista de nombres, nos damos cuenta de que cada uno representa un eslabón en la cadena de la historia de la salvación. Así también, en nuestra vida, cada experiencia, familia y tradición nos conforman y dan sentido a lo que somos. Reconocer nuestras raíces nos ayuda a caminar con firmeza hacia el futuro, sin olvidar a quienes nos han precedido y han dejado huella en nuestro ser.

Dios actúa en lo ordinario de la historia:

La lista de nombres en el Evangelio de Mateo puede parecer un simple relato de generaciones, pero encierra una verdad profunda: Dios actúa en lo cotidiano y en lo humano. Cada nombre representa personas con historias diversas, algunas llenas de virtudes y otras marcadas por fragilidades y errores. Dios no desprecia lo imperfecto; más bien, lo convierte en instrumento de su plan. Esta reflexión es fundamental en nuestra vida comunitaria y parroquial: cada miembro, con sus luces y sombras, es llamado a ser parte del proyecto divino. Reconozcamos cómo Dios obra incluso en los momentos más simples de nuestro día a día.

El amor de Dios es inclusivo y misericordioso:

Entre los nombres de la genealogía de Jesús encontramos a personas inesperadas: extranjeros como Rut, mujeres como Tamar o Rahab, y figuras con pasados complejos. Esto nos enseña que la salvación no discrimina, sino que abraza a todos con amor. En nuestra vida comunitaria, debemos aprender a imitar este amor inclusivo, sin excluir a nadie por su historia o condición. En el trabajo parroquial y en los movimientos apostólicos, estamos llamados a abrir las puertas de la Iglesia a todos, a construir comunidades que reflejen la amplitud de la misericordia divina.

Nuestra misión en el mundo:

La genealogía de Jesús culmina con Él, el Salvador del mundo. Este eslabón final nos recuerda que nuestra vida no está aislada, sino que tiene una misión en el mundo. Al igual que aquellos nombres participaron en el plan divino, nosotros también somos parte de una obra mayor. En nuestro trabajo, familia y servicio en la comunidad, debemos preguntarnos: ¿estoy cumpliendo con la misión que Dios me ha confiado? Cada pequeño acto de servicio y amor nos acerca a esa misión, construyendo el Reino de Dios aquí y ahora.

Aprender a valorar el tiempo de Dios:

La genealogía de Mateo recorre generaciones hasta llegar a Jesús. Esto nos muestra que Dios tiene sus tiempos y que sus planes no se realizan de manera apresurada. En una sociedad donde buscamos resultados inmediatos, este Evangelio nos invita a la paciencia y a confiar en la fidelidad de Dios. En la vida parroquial y en nuestras comunidades, no siempre veremos frutos inmediatos, pero el tiempo del Señor es perfecto. Continuemos sembrando con fe y esperanza, sabiendo que Él hará germinar lo sembrado a su debido tiempo.

Meditación Diaria:

La lectura de la genealogía de Jesús en el Evangelio de Mateo nos enseña que todos somos parte de una historia mayor, escrita por la mano amorosa de Dios. Así como las generaciones mencionadas fueron necesarias para preparar el camino del Salvador, nuestras vidas también forman parte de un plan divino. No importa cuán pequeños o insignificantes nos sintamos; Dios nos llama a ser protagonistas en la construcción de su Reino. Hoy, reflexionemos sobre nuestra propia historia y misión. Agradezcamos a Dios por nuestras raíces, nuestra familia y nuestras experiencias, incluso aquellas que nos han marcado con dolor. Entreguemos nuestra vida al Señor para que, como instrumento en sus manos, podamos llevar luz a otros. Recordemos que su amor transforma lo ordinario en extraordinario y lo imperfecto en bendición. Que cada paso que demos hoy sea un acto consciente de nuestra participación en esta obra divina. Amén.