El Envío de los Setenta y Dos: Lecciones para la Vida Pastoral

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El Envío de los Setenta y Dos: Lecciones para la Vida Pastoral

2024-10-03 Vida en comunidad 0

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10, 1-12):

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa.» Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está cerca de vosotros el reino de Dios.» Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: «Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios.» Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.»

Palabra del Señor.

El llamado a la misión:

En la lectura del Evangelio según san Lucas (10, 1-12), vemos cómo Jesús envía a setenta y dos discípulos en parejas para anunciar la Buena Nueva. El hecho de enviarlos de dos en dos resalta un aspecto fundamental del trabajo apostólico: la colaboración. Jesús no los envía solos, sino acompañados, lo que subraya la importancia de la comunidad y el apoyo mutuo. Esto aplica también a nuestra vida cotidiana y en el servicio en las parroquias, donde la carga de la misión no debe ser asumida en solitario, sino compartida, buscando en el otro la fuerza para perseverar. Cada actividad pastoral, cada obra de caridad y cada apostolado tiene sentido cuando se vive en comunidad y en espíritu de cooperación.

La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos:

Jesús expresa la urgencia de la misión al afirmar que “la cosecha es abundante, pero los obreros son pocos”. Esto nos recuerda que la labor de evangelización es vasta y demanda dedicación. En nuestras comunidades, a menudo vemos muchas necesidades espirituales y materiales, y nos sentimos abrumados por la magnitud de la tarea. Sin embargo, Jesús nos invita a no desanimarnos, sino a orar para que más personas se unan al trabajo apostólico. Este llamado a la oración es una herramienta poderosa que no debemos subestimar. Cuando oramos por vocaciones y por más manos para trabajar en la viña del Señor, estamos sembrando esperanza y abriendo puertas para que el Espíritu Santo suscite nuevas vocaciones y colaboradores comprometidos.

Envío como corderos en medio de lobos:

Jesús advierte a sus discípulos que la misión no será fácil: los envía “como corderos en medio de lobos”. Esta metáfora ilustra la vulnerabilidad y las dificultades que conlleva anunciar el Evangelio en un mundo a menudo hostil o indiferente. Sin embargo, no se nos pide huir del peligro ni camuflar nuestro mensaje, sino avanzar con prudencia y sencillez. En nuestras vidas, debemos aprender a mantenernos firmes en nuestros principios, aún cuando la sociedad nos desafíe. Esto significa que, ya sea en el entorno laboral, en la vida familiar o en la parroquia, debemos mostrar valentía al defender la verdad y la justicia, pero siempre con amor y respeto, siendo testigos de la paz que Jesús nos enseñó.

Viajar ligeros, depender de la Providencia:

Jesús también instruye a sus discípulos a no llevar bolsa, ni alforja, ni sandalias. Esta indicación, aparentemente extraña, tiene un significado profundo: los llama a depender totalmente de la Providencia y a liberarse de los apegos materiales. En la práctica, esto se traduce en aprender a confiar en Dios, sin preocuparnos excesivamente por los medios. A menudo, en la vida parroquial y en los movimientos apostólicos, nos encontramos con limitaciones de recursos y dificultades para llevar a cabo proyectos. Pero Jesús nos invita a no detenernos por ello, sino a avanzar con fe, seguros de que Él proveerá lo necesario. Lo importante es estar dispuestos y abiertos a su voluntad.

La importancia de la acogida:

En la misión, la acogida es esencial. Jesús les indica a los discípulos que se detengan donde sean recibidos con paz y anuncien la cercanía del Reino de Dios. La respuesta de las personas a nuestro mensaje no siempre será positiva, pero eso no debe desanimarnos. En nuestras comunidades y en nuestras familias, la verdadera evangelización comienza con un corazón abierto y dispuesto a escuchar y acoger al otro. Si somos portadores de paz, seremos bien recibidos y podremos sembrar la semilla del Evangelio con más eficacia. La actitud de hospitalidad y el respeto hacia las opiniones de los demás abren caminos para que la palabra de Dios fructifique en los corazones.

El sacudir del polvo:

Por último, Jesús menciona que, si no son bien recibidos, deben sacudirse el polvo de sus pies. Esta imagen simboliza no aferrarse al rechazo, sino seguir adelante sin rencor. En la vida diaria, a menudo enfrentamos situaciones de incomprensión y rechazo, pero debemos recordar que nuestro llamado es a ser sembradores, no necesariamente a ver la cosecha de inmediato. Lo importante es llevar el mensaje con fidelidad, dejando que Dios se encargue del fruto. En el trabajo parroquial y en el apostolado, podemos aplicar esta enseñanza continuando con la misión, aun cuando nuestros esfuerzos no sean siempre comprendidos o aceptados. Perseverar con esperanza es el verdadero testimonio de fe.