¿Curiosidad o compromiso? Reflexiones sobre el Evangelio de Lucas 9,7-9
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,7-9):
En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Herodes se decía: «A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?»
Y tenía ganas de ver a Jesús.Palabra del Señor.
La inquietud de Herodes:
En el pasaje del Evangelio de Lucas (9,7-9), encontramos a Herodes preocupado por los rumores que circulaban acerca de Jesús. Herodes había escuchado acerca de los milagros y la enseñanza de Jesús, y esto lo inquietaba, pues no sabía si era Juan el Bautista resucitado, Elías, o uno de los profetas. Esta escena nos invita a reflexionar sobre las inquietudes que a menudo surgen cuando nos enfrentamos a la verdad. Al igual que Herodes, podemos sentir confusión o miedo ante lo que no comprendemos completamente. El evangelio nos llama a buscar la verdad con humildad, en lugar de dejarnos llevar por el temor.
La búsqueda de respuestas en la fe:
Herodes buscaba respuestas, pero lo hacía desde una perspectiva política y de poder. Nosotros, como seguidores de Cristo, estamos llamados a buscar respuestas a las inquietudes de la vida diaria desde la fe. En la parroquia y en los movimientos apostólicos, muchas veces nos enfrentamos a preguntas profundas sobre nuestro papel en la comunidad, nuestra misión y el sentido de nuestro servicio. La búsqueda debe partir de una relación sincera con Dios, no desde el miedo o la confusión, sino desde una apertura humilde a la voluntad divina. Dios siempre responde, aunque no siempre de la manera que esperamos.
El peligro de la curiosidad sin compromiso:
Herodes mostró interés en saber quién era Jesús, pero su curiosidad no estaba acompañada de un verdadero deseo de conversión. En la vida diaria, podemos caer en la trampa de una curiosidad superficial sobre el Evangelio y la fe. Podemos preguntar, investigar e incluso discutir sobre temas espirituales sin comprometernos realmente con un cambio de vida. En la parroquia y en los movimientos apostólicos, debemos fomentar un ambiente donde las preguntas sobre la fe sean bienvenidas, pero siempre orientadas hacia el compromiso de vivir el Evangelio. La fe no es un espectáculo para admirar desde la distancia, sino una invitación a caminar junto a Cristo.
El llamado a una fe activa:
El evangelio de hoy nos recuerda que no basta con escuchar acerca de Jesús o hablar sobre Él, como lo hizo Herodes. Estamos llamados a seguirlo activamente. En nuestras comunidades parroquiales y movimientos apostólicos, este seguimiento activo implica un servicio sincero a los demás. Significa ser testimonios vivos del amor de Dios a través de nuestras acciones, palabras y actitudes. La fe no debe ser solo teórica, sino una vivencia diaria que transforme nuestras relaciones y nuestro entorno. En cada parroquia y apostolado, debemos trabajar para ser instrumentos de esa transformación.
El discernimiento como respuesta al temor:
Herodes tenía miedo, y ese temor lo paralizaba. A veces, en nuestras vidas, también enfrentamos temores: miedo al fracaso, a no cumplir con nuestras responsabilidades o a tomar decisiones equivocadas. Sin embargo, el evangelio nos enseña que la fe en Cristo nos da las herramientas para discernir y actuar. En el trabajo pastoral, este discernimiento es fundamental para guiar a nuestras comunidades, para encontrar soluciones a los desafíos que enfrentamos y para tomar decisiones sabias. El discernimiento requiere oración, paciencia y confianza en la guía del Espíritu Santo.