Descubriendo el Pan de Vida: Reflexión en Juan 6,24-35

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Descubriendo el Pan de Vida: Reflexión en Juan 6,24-35

2024-08-04 Comunidad Cristiana Pan de Vida Vida Espiritual 0

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,24-35):

En aquel tiempo, al no ver allí a Jesús ni a sus discípulos, la gente subió a las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún.
Al llegar a la otra orilla del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»
Jesús les dijo: «Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No trabajéis por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna. Ésta es la comida que os dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.»
Le preguntaron: «¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?»
Jesús les contestó: «La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado.»
«¿Y qué señal puedes darnos –le preguntaron– para que, al verla, te creamos? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: «Dios les dio a comer pan del cielo.»»
Jesús les contestó: «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo. ¡Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo! Porque el pan que Dios da es aquel que ha bajado del cielo y da vida al mundo.»
Ellos le pidieron: «Señor, danos siempre ese pan.»
Y Jesús les dijo: «Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed.»

Palabra del Señor.

 

Buscando el Pan Verdadero:

La lectura del evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre la búsqueda de lo esencial en la vida. En el pasaje de Juan, Jesús se presenta como el “pan de vida”, destacando la necesidad de ir más allá de nuestras necesidades físicas y materiales. En nuestro día a día, muchas veces nos encontramos persiguiendo objetivos que, aunque importantes, no satisfacen plenamente nuestras almas. El trabajo en la parroquia y en los movimientos apostólicos debe orientarse hacia la búsqueda de este pan verdadero, que es Cristo, y no solo a cumplir tareas y obligaciones.

La Prioridad de la Vida Espiritual:

En un mundo que constantemente nos impulsa a obtener logros materiales, Jesús nos recuerda que nuestra prioridad debe ser alimentar nuestra vida espiritual. Este llamado es especialmente relevante en el contexto de la vida comunitaria y eclesial. Como miembros de una comunidad de fe, tenemos la responsabilidad de fomentar un ambiente donde lo espiritual tenga un lugar preeminente. Esto no significa descuidar nuestras responsabilidades terrenales, sino reconocer que la vida espiritual es el fundamento sobre el cual se sostienen nuestras acciones y decisiones.

El Trabajo como Vocación y Servicio:

El evangelio de hoy también nos llama a ver nuestro trabajo no solo como un medio de sustento, sino como una vocación y un servicio. Cada tarea que realizamos, por pequeña que sea, puede ser una oportunidad para servir a Dios y al prójimo. En la parroquia y en los movimientos apostólicos, debemos recordar que nuestro trabajo tiene un propósito más elevado: ser instrumentos de la gracia de Dios en el mundo. Esto se refleja en la dedicación, la ética y la pasión con que llevamos a cabo nuestras labores diarias.

La Comunidad como Lugar de Encuentro:

Jesús no solo ofrece el pan de vida, sino que invita a todos a participar de él. La comunidad cristiana es el lugar donde compartimos este pan, donde encontramos apoyo y fortaleza. Es en la comunidad donde aprendemos a vivir en la verdad y en el amor. Por lo tanto, es fundamental que nuestras parroquias y movimientos apostólicos sean espacios de acogida, donde cada persona se sienta valorada y amada. Esto se logra a través de acciones concretas de hospitalidad, escucha y solidaridad.

La Esperanza en la Promesa de Jesús:

Finalmente, el evangelio de hoy nos deja con una promesa de esperanza: quien viene a Jesús no tendrá hambre ni sed. Esta promesa nos alienta a perseverar en la fe, a pesar de las dificultades y desafíos. En nuestro caminar diario, podemos encontrar consuelo en la certeza de que, al buscar a Jesús, encontramos la plenitud de vida que anhelamos. Este es el mensaje que debemos llevar a nuestras comunidades y al mundo: que en Cristo encontramos todo lo que necesitamos.