La Voz de la Verdad: Una Reflexión sobre Juan el Bautista

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La Voz de la Verdad: Una Reflexión sobre Juan el Bautista

2024-08-03 Juan el Bautista Justicia Divina Verdad y Valentía Vida de Servicio 0

Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,1-12):

En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús, y dijo a sus ayudantes: «Ese es Juan Bautista que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él.»
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: «Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista.»
El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.

Palabra del Señor.

 

La Voz del Profeta:

La lectura de hoy nos lleva a un evento dramático en la vida de Juan el Bautista, una figura emblemática que representa la voz de la verdad en medio de la confusión. Juan fue valiente al denunciar la inmoralidad del rey Herodes, aunque sabía que esto le traería consecuencias. En nuestra vida diaria, también nos enfrentamos a situaciones donde la verdad debe ser proclamada, aunque sea incómoda o peligrosa. Esta lección nos recuerda la importancia de ser honestos y de mantener nuestros valores, especialmente en el trabajo en la parroquia y en los movimientos apostólicos.

El Poder de las Palabras:

Las palabras pueden ser una herramienta poderosa para el bien o para el mal. Herodías, al manipular a su hija para pedir la cabeza de Juan, utilizó las palabras para destruir. Nosotros, como comunidad, estamos llamados a utilizar nuestras palabras para edificar, para consolar y para guiar. En la vida cotidiana, ya sea en el trabajo, en la familia o en los círculos de amigos, nuestras palabras deben ser un reflejo de nuestra fe y de nuestros valores. Debemos esforzarnos por ser portadores de esperanza y amor en todo lo que decimos.

La Valentía del Testimonio:

Juan el Bautista nos muestra que el testimonio de la verdad requiere valentía. No siempre es fácil mantenernos firmes en nuestras convicciones, especialmente cuando enfrentamos oposición o rechazo. En la parroquia y en los movimientos apostólicos, somos llamados a ser testigos valientes del Evangelio, aun cuando esto signifique ir contra la corriente. La historia de Juan nos inspira a no tener miedo de defender lo que es justo y verdadero, incluso cuando es difícil.

La Vida de Servicio:

La vida de Juan fue una vida de servicio a Dios y a la humanidad. Su misión fue preparar el camino para Jesús, y cumplió su propósito con dedicación y humildad. Esto nos recuerda que todos tenemos una misión en esta vida, y que estamos llamados a servir a los demás con amor y entrega. En nuestros roles dentro de la comunidad y en la iglesia, debemos buscar siempre cómo podemos servir mejor a los demás, ya sea a través de la oración, la enseñanza, o el simple acto de estar presentes para los que nos rodean.

La Esperanza en la Justicia Divina:

Aunque la historia de Juan el Bautista parece terminar trágicamente, no debemos perder de vista la esperanza en la justicia divina. A veces, en nuestra vida, podemos sentir que el mal triunfa o que nuestros esfuerzos por hacer el bien no son valorados. Sin embargo, debemos recordar que Dios ve y valora cada acto de amor y justicia. La fe en la justicia divina nos da la fuerza para continuar haciendo el bien, confiando en que, al final, el amor de Dios prevalecerá.