El Llamado Urgente de Jesús: Reflexión sobre Mateo 8,18-22

Ayudemos a Manuel Mano Galarza

El Llamado Urgente de Jesús: Reflexión sobre Mateo 8,18-22

2024-07-01 Compromiso con la Fe 0

Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,18-22):

En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de atravesar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo: «Maestro, te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.»
Otro, que era discípulo, le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.»
Jesús le replicó: «Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos.»

Palabra del Señor.

La Decisión de Seguir a Jesús:

En el evangelio de Mateo 8,18-22, Jesús llama a sus seguidores a tomar una decisión definitiva: seguirlo sin reservas. Este llamado implica dejar atrás comodidades y certezas para abrazar una vida de fe y servicio. En nuestra vida diaria, esta decisión puede reflejarse en cómo priorizamos nuestras actividades y en nuestra disposición para sacrificar tiempo y recursos por el bienestar de los demás. Seguir a Jesús no es solo una decisión momentánea, sino un compromiso continuo de vivir conforme a sus enseñanzas, incluso en momentos de dificultad.

La Urgencia del Compromiso:

Jesús no permite dilaciones cuando se trata de su llamado. Su mensaje es claro: el compromiso con el reino de Dios no puede esperar. En el trabajo parroquial y en los movimientos apostólicos, esta urgencia nos invita a actuar con diligencia y dedicación. Cada tarea, por pequeña que sea, contribuye al propósito mayor de hacer presente el amor de Dios en el mundo. La urgencia del compromiso nos motiva a ser proactivos en nuestras responsabilidades y a aprovechar cada oportunidad para servir y evangelizar.

Dejar Atrás el Pasado:

“Deja que los muertos entierren a sus muertos” es una expresión fuerte que Jesús utiliza para ilustrar la necesidad de desprendernos de las ataduras del pasado. En nuestras vidas, esto significa liberarnos de rencores, culpas y cualquier carga emocional que nos impida avanzar. En el contexto parroquial, significa también estar abiertos a nuevas formas de evangelización y servicio, adaptándonos a las necesidades actuales sin quedarnos estancados en métodos obsoletos. La capacidad de soltar el pasado nos permite vivir plenamente en el presente y construir un futuro mejor.

La Simplicidad del Discipulado:

El seguimiento de Jesús no garantiza una vida sin desafíos. Él mismo advierte que no tiene “donde reclinar la cabeza”. Este llamado a la simplicidad y al desapego material nos invita a reflexionar sobre nuestras prioridades. En un mundo que valora el éxito material, ser discípulo de Jesús implica encontrar nuestra seguridad y felicidad en la relación con Dios y en el servicio a los demás. En la parroquia, esta actitud se traduce en una comunidad que valora más la solidaridad y el apoyo mutuo que las posesiones materiales.

El Precio de la Discípula:

Seguir a Jesús tiene un costo, y es importante reconocerlo. Este costo puede manifestarse en la forma de sacrificios personales, renuncias y desafíos. Sin embargo, estos sacrificios nos transforman y nos acercan más a la vida plena que Jesús promete. En el contexto de los movimientos apostólicos, esto se traduce en el compromiso constante y en la disposición a enfrentar adversidades con fe y esperanza. El precio del discipulado es alto, pero las recompensas espirituales y la satisfacción de vivir una vida en sintonía con el evangelio son incomparables.