Tesoro en el Cielo: Prioridades Espirituales en la Vida Diaria

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Tesoro en el Cielo: Prioridades Espirituales en la Vida Diaria

2024-06-21 Desapego Material Prioridades espirituales Servicio Comunitario 0

Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,19-23):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!»

Palabra del Señor.

Tesoro en el Cielo:

En la vida cotidiana, es fácil caer en la trampa de acumular bienes materiales. Los anuncios y las redes sociales nos bombardean constantemente con imágenes de lo que deberíamos tener para ser felices. Sin embargo, el evangelio de hoy nos recuerda que estos tesoros terrenales son efímeros. La verdadera riqueza, nos dice Jesús, se encuentra en el cielo, donde no hay ni polilla ni herrumbre que puedan destruirla. Este mensaje nos invita a reflexionar sobre nuestras prioridades y a poner nuestro enfoque en lo que realmente importa: nuestro crecimiento espiritual y nuestra relación con Dios.

La Luz de los Ojos:

Jesús utiliza la metáfora de la lámpara del cuerpo para ilustrar la importancia de mantener una perspectiva clara y pura. “La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz.” Esto nos desafía a examinar nuestras intenciones y pensamientos. En nuestras actividades diarias, ya sea en el trabajo, en la parroquia o en los movimientos apostólicos, debemos esforzarnos por mantener una visión centrada en el bien y en el amor. Esto no solo ilumina nuestro propio camino, sino que también nos permite ser una luz para los demás.

El Desapego:

El desapego de los bienes materiales no significa que no podamos disfrutar de las cosas buenas de la vida, sino que no debemos permitir que estas cosas se conviertan en el centro de nuestra existencia. En el ámbito laboral y en nuestras responsabilidades dentro de la parroquia, debemos recordar que nuestro verdadero propósito es servir y amar a Dios y al prójimo. Esto nos libera de la ansiedad y nos permite vivir con una mayor libertad y paz interior, centrándonos en lo que es verdaderamente importante.

Servicio y Comunidad:

En nuestras comunidades parroquiales y movimientos apostólicos, este mensaje se traduce en un llamado a la solidaridad y al servicio. Cuando compartimos nuestras bendiciones con los demás, estamos acumulando tesoros en el cielo. Ya sea a través del voluntariado, la ayuda a los necesitados o simplemente siendo una presencia amorosa y comprensiva, cada acto de amor y servicio cuenta. Nos unimos así en una cadena de luz que se extiende y toca las vidas de muchos.

Reflexión Continua:

Es esencial que hagamos una pausa regularmente para reflexionar sobre dónde estamos poniendo nuestro corazón. El evangelio nos insta a evaluar nuestras prioridades y a realinear nuestras vidas con los valores del Reino de Dios. Esta práctica de reflexión continua nos ayuda a mantenernos en el camino correcto y a crecer en nuestra fe y amor. En el bullicio del día a día, encontrar momentos de quietud para orar y meditar en la palabra de Dios es crucial para nuestro bienestar espiritual.