Pureza de Corazón: Clave para una Vida Cristiana Auténtica

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Pureza de Corazón: Clave para una Vida Cristiana Auténtica

2024-06-14 Pureza de Corazón 0

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,27-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído el mandamiento «no cometerás adulterio». Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: «El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio.» Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.»

Palabra del Señor.

La pureza del corazón:

La lectura de hoy nos invita a reflexionar sobre la importancia de mantener un corazón puro. En un mundo lleno de tentaciones y distracciones, la pureza de corazón no solo se refiere a evitar el pecado, sino a cultivar pensamientos y actitudes que reflejen la voluntad de Dios. Esto implica ser conscientes de nuestras intenciones y acciones, asegurándonos de que estén alineadas con los valores del Evangelio. La pureza del corazón se manifiesta en nuestra capacidad de ver a los demás con ojos de amor y compasión, evitando juzgar o desear lo que no nos pertenece.

Integridad en nuestras relaciones:

Jesús nos enseña que la integridad es fundamental en todas nuestras relaciones. No se trata solo de evitar el adulterio, sino de vivir con transparencia y fidelidad en todas nuestras interacciones. En nuestras familias, en el trabajo y en nuestras comunidades parroquiales, debemos esforzarnos por construir relaciones basadas en la confianza y el respeto mutuo. La integridad nos llama a ser personas de palabra, cuyo “sí” sea “sí” y cuyo “no” sea “no”, evitando la hipocresía y la falsedad.

La disciplina en la vida cristiana:

La vida cristiana requiere disciplina y un compromiso constante con la enseñanza de Cristo. Esto significa que debemos estar dispuestos a renunciar a todo aquello que nos aleje de Dios. Jesús utiliza un lenguaje fuerte para destacar la importancia de tomar decisiones radicales para evitar el pecado. Aunque no debemos tomar sus palabras de manera literal, sí debemos entender la urgencia y seriedad de eliminar de nuestra vida cualquier cosa que nos lleve al pecado. Esto puede implicar evitar ciertas situaciones, relaciones o comportamientos que sabemos que no son saludables para nuestra vida espiritual.

El valor del sacrificio:

El sacrificio es una parte esencial del discipulado cristiano. No se trata solo de renunciar a lo que nos aleja de Dios, sino de ofrecer nuestros esfuerzos y sacrificios diarios como un acto de amor y obediencia a Él. Este sacrificio se puede manifestar en pequeñas decisiones cotidianas, como dedicar tiempo a la oración, servir a los demás, y buscar siempre la verdad y la justicia. A través del sacrificio, aprendemos a confiar más en Dios y a depender menos de nuestras propias fuerzas.

El amor como guía:

En todas nuestras acciones y decisiones, el amor debe ser nuestra guía principal. Jesús nos llama a amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Este amor se expresa en actos concretos de servicio, en la manera en que tratamos a los demás y en nuestra disposición a perdonar y buscar la reconciliación. Al vivir guiados por el amor, nos convertimos en testigos auténticos del Evangelio y en instrumentos de la paz y la misericordia de Dios en el mundo.