Iluminando el Mundo: Ser Sal y Luz en la Vida Diaria según san Mateo 5,13-16

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Iluminando el Mundo: Ser Sal y Luz en la Vida Diaria según san Mateo 5,13-16

2024-06-11 Sal y Luz 0

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,13-16):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»

Palabra del Señor.

Introducción:

En la lectura del evangelio según San Mateo (5,13-16), Jesús nos invita a ser sal de la tierra y luz del mundo. Esta metáfora poderosa nos llama a vivir de manera que nuestras acciones y palabras reflejen los valores del Reino de Dios. Ser sal y luz implica un compromiso constante con la autenticidad, la bondad y la fe, no solo en los grandes momentos, sino en la cotidianidad de nuestra vida.

Ser Sal de la Tierra:

La sal, en tiempos bíblicos, era esencial para conservar los alimentos y realzar su sabor. Como creyentes, estamos llamados a preservar los valores cristianos y a realzar la vida de quienes nos rodean. Esto significa ser una presencia positiva y constructiva en nuestras familias, lugares de trabajo y comunidades. En nuestro día a día, podemos ser sal a través de acciones sencillas pero significativas, como escuchar con empatía, ofrecer ayuda desinteresada y actuar con justicia y amor en todas nuestras interacciones.

Luz del Mundo:

Ser luz del mundo es una invitación a iluminar los rincones oscuros de nuestro entorno con la luz de Cristo. En la parroquia y los movimientos apostólicos, esto se traduce en ser un ejemplo vivo de fe y esperanza. Podemos iluminar nuestro entorno participando activamente en la vida comunitaria, apoyando a los necesitados y compartiendo la alegría del evangelio con quienes nos rodean. Cada gesto de amabilidad, cada palabra de aliento, tiene el poder de traer luz y esperanza a aquellos que lo necesitan.

Autenticidad en la Fe:

Vivimos en un mundo donde la autenticidad a menudo se cuestiona. Ser sal y luz nos llama a vivir nuestra fe de manera auténtica, sin máscaras ni hipocresías. Esto implica ser coherentes en nuestras palabras y acciones, reflejando los valores cristianos incluso cuando es difícil o impopular. En el trabajo, esto puede significar ser honestos y éticos, en la parroquia, puede ser servir con humildad y dedicación, y en los movimientos apostólicos, liderar con integridad y compasión.

Influencia Positiva:

Nuestra influencia como sal y luz no se limita a los confines de la iglesia; debe extenderse a todos los aspectos de nuestra vida. En el hogar, podemos ser ejemplos de amor y paciencia, en el trabajo, podemos promover un ambiente de respeto y colaboración, y en la sociedad, podemos abogar por la justicia y la paz. Al vivir de esta manera, no solo transformamos nuestro entorno inmediato, sino que también inspiramos a otros a seguir el mismo camino.

Conclusión:

La lectura del evangelio según San Mateo nos desafía a ser agentes de cambio positivo, viviendo como sal de la tierra y luz del mundo. Al integrar estos principios en nuestra vida diaria, en el trabajo parroquial y en los movimientos apostólicos, podemos contribuir a construir una comunidad más justa, amorosa y esperanzada. Que cada uno de nosotros se comprometa a ser un reflejo de la luz de Cristo, preservando y enriqueciendo la vida de aquellos que nos rodean.