La Familia en Jesús: Viviendo la Voluntad de Dios

Ayudemos a Manuel Mano Galarza

La Familia en Jesús: Viviendo la Voluntad de Dios

2024-06-09 Familia en Cristo 0

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (3, 20-35):

En aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.
Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:
«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
El los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
Llegan su madre y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dice:
«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
Él les pregunta:
«Quiénes son mi madre y mis hermanos?».
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».

Palabra del Señor.

El Significado de la Familia en Cristo:

En el Evangelio según san Marcos (3, 20-35), Jesús nos presenta una visión ampliada de lo que significa ser parte de su familia. Cuando su madre y sus hermanos llegaron a buscarlo, él declaró: “Todo el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”. Esta afirmación nos invita a reflexionar sobre nuestra identidad como miembros de la familia de Cristo y cómo nuestras acciones diarias pueden reflejar nuestra pertenencia a esta familia sagrada.

La Voluntad de Dios en Nuestro Trabajo Diario:

En nuestras actividades diarias, en el hogar o en el trabajo, cumplir la voluntad de Dios implica actuar con amor, justicia y compasión. Cada tarea, por pequeña que sea, puede convertirse en una oportunidad para servir y honrar a Dios. Al hacer nuestro trabajo con dedicación y rectitud, estamos participando activamente en la obra de Dios, mostrando que somos verdaderamente parte de su familia.

La Comunidad Parroquial como Familia:

La parroquia es una extensión de nuestra familia en Cristo. En ella encontramos apoyo, comprensión y un sentido de pertenencia. Como miembros de esta comunidad, estamos llamados a fomentar un ambiente de acogida y solidaridad. Esto se manifiesta a través de nuestras acciones: ayudar al prójimo, participar en actividades parroquiales y compartir nuestras alegrías y penas con los demás. De esta manera, fortalecemos el tejido de nuestra comunidad y nos acercamos más a la voluntad de Dios.

Movimientos Apostólicos y la Voluntad de Dios:

Los movimientos apostólicos dentro de la Iglesia tienen un papel crucial en la evangelización y la formación espiritual. Participar activamente en estos movimientos nos permite vivir nuestra fe de manera más plena y comprometida. Al dedicarnos a estas actividades, estamos respondiendo al llamado de Jesús de hacer la voluntad de Dios, promoviendo el mensaje del Evangelio y construyendo una sociedad más justa y fraterna.

El Amor como Centro de Nuestra Vida:

El amor es el eje central del mensaje de Cristo. Amar a Dios y al prójimo es la mayor manifestación de nuestra pertenencia a la familia de Jesús. Este amor se refleja en nuestras acciones cotidianas: en la paciencia con la que tratamos a los demás, en la generosidad con la que compartimos nuestros bienes, y en la misericordia con la que perdonamos. Al vivir este amor, estamos construyendo el Reino de Dios aquí en la tierra.