Confiando en la Promesa de Jesús: Una Reflexión sobre Mateo 28,16-20

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Confiando en la Promesa de Jesús: Una Reflexión sobre Mateo 28,16-20

2024-05-26 Transformación Espiritual 0

Lectura del santo evangelio según san Mateo (28,16-20):

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»

Palabra del Señor.

Introducción:

En el Evangelio según San Mateo (28,16-20), encontramos a Jesús resucitado dando sus últimas instrucciones a los discípulos antes de ascender al cielo. Este pasaje, conocido como la Gran Comisión, es fundamental para comprender nuestra misión como seguidores de Cristo. Jesús nos llama a ser sus testigos y a llevar su mensaje de amor y salvación a todos los rincones del mundo. Reflexionemos sobre cómo podemos aplicar este llamado en nuestra vida diaria, en nuestro trabajo en la parroquia y en los movimientos apostólicos.

La Llamada a la Misión:

Jesús nos invita a ser sus discípulos y a compartir la Buena Nueva con todos. Este llamado no es solo para los apóstoles, sino para cada uno de nosotros. En nuestra vida diaria, podemos responder a esta llamada a través de nuestras acciones, palabras y actitudes. Ser testigos de Cristo implica vivir con integridad, mostrando amor y compasión hacia los demás. En nuestro trabajo y en nuestra comunidad, podemos ser luz y sal, influenciando positivamente a quienes nos rodean.

La Importancia de la Comunidad:

La Gran Comisión subraya la importancia de la comunidad. Jesús envió a sus discípulos en grupo, no solos. Esto nos recuerda que la fe se vive y se fortalece en comunidad. En la parroquia, el trabajo en equipo es esencial para llevar a cabo la misión de la Iglesia. Los movimientos apostólicos también juegan un papel crucial al ofrecer un espacio donde los fieles pueden crecer juntos en la fe, apoyarse mutuamente y trabajar unidos por el bien común.

Formación y Crecimiento Espiritual:

Jesús instruyó a sus discípulos a enseñar todo lo que Él les había mandado. Esto nos llama a la formación continua y al crecimiento espiritual. En la parroquia, es vital ofrecer programas de formación para todos los grupos etarios, desde los niños hasta los adultos mayores. Los movimientos apostólicos deben fomentar el estudio de las Escrituras, la oración y la participación en los sacramentos. La formación no solo nos enriquece personalmente, sino que nos prepara mejor para servir a los demás.

El Poder del Espíritu Santo:

Jesús promete estar con nosotros siempre, hasta el fin del mundo. Esta promesa nos da confianza y nos recuerda que no estamos solos en nuestra misión. El Espíritu Santo nos guía, nos fortalece y nos inspira en nuestro caminar. En nuestra vida diaria, podemos invocar al Espíritu Santo para que nos dé sabiduría y discernimiento. En la parroquia y en los movimientos apostólicos, debemos fomentar una relación profunda con el Espíritu Santo, reconociendo su presencia y su acción en nuestras vidas y en nuestras comunidades.

Conclusión:

El Evangelio de Mateo 28,16-20 nos desafía a salir de nuestra zona de confort y a llevar el mensaje de Cristo al mundo. En nuestra vida diaria, en el trabajo en la parroquia y en los movimientos apostólicos, estamos llamados a ser discípulos misioneros, viviendo y compartiendo la fe con alegría y esperanza. Que podamos responder a este llamado con generosidad y valentía, confiando en la promesa de Jesús de estar siempre con nosotros.