Colaboración y Unidad: Lecciones del Evangelio de San Marcos 9, 38-40

Ayudemos a Manuel Mano Galarza

Colaboración y Unidad: Lecciones del Evangelio de San Marcos 9, 38-40

2024-05-22 Colaboración Comunitaria Inclusividad en la Fe Superar Juicios 0

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-40):

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.»
Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.»

Palabra del Señor.

La Inclusividad en la Fe:

En la lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-40), encontramos a los discípulos de Jesús informándole sobre alguien que expulsaba demonios en su nombre, pero no pertenecía a su grupo. La respuesta de Jesús es clara y contundente: "No se lo impidan, porque no hay nadie que haga un milagro en mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. El que no está contra nosotros, está a favor nuestro". Este pasaje nos invita a reflexionar sobre la inclusividad en la fe y la apertura hacia quienes, aunque no compartan todos nuestros aspectos doctrinales, trabajan por el bien y en nombre de Jesús. En la vida diaria y en nuestra labor parroquial, esta enseñanza nos recuerda la importancia de unirnos en el amor y el respeto mutuo, superando barreras y divisiones.

Colaboración y Unidad en la Comunidad:

Este evangelio nos enseña también sobre la colaboración y la unidad. En nuestras comunidades parroquiales y movimientos apostólicos, es esencial reconocer y valorar el trabajo de todos aquellos que contribuyen al bien común, incluso si no forman parte de nuestro círculo inmediato. A menudo, podemos caer en la tentación de descalificar o subestimar a quienes no comparten nuestras mismas formas o métodos. Sin embargo, la llamada de Jesús es a abrirnos a la colaboración, a construir puentes en lugar de muros, y a valorar cada gesto de bondad y justicia como una manifestación de su amor. En nuestro trabajo diario, esta actitud de apertura y aceptación puede transformar nuestras relaciones y fortalecer nuestra comunidad.

El Poder del Nombre de Jesús:

El evangelio también resalta el poder del nombre de Jesús. Aquel que expulsaba demonios lo hacía en su nombre, y eso es lo que le daba autoridad y eficacia. En nuestras vidas, invocar el nombre de Jesús no es solo un acto ritual, sino una declaración de fe y confianza en su poder y presencia. En nuestro trabajo en la parroquia y en los movimientos apostólicos, recordar que actuamos en el nombre de Jesús nos da una profunda responsabilidad y, al mismo tiempo, una fuente inagotable de fortaleza. Nos llama a actuar con amor, justicia y misericordia, sabiendo que nuestras acciones tienen un impacto profundo cuando están guiadas por su espíritu.

Superar los Juicios y Prejuicios:

La respuesta de Jesús a sus discípulos nos desafía a superar nuestros propios juicios y prejuicios. A menudo, podemos ser rápidos para juzgar a otros por no seguir nuestras tradiciones o por tener diferentes formas de expresión de su fe. Sin embargo, el mensaje de Jesús es claro: el bien realizado en su nombre debe ser acogido y celebrado, sin importar de dónde provenga. Este llamado a la apertura y la aceptación es crucial en nuestro trabajo pastoral. En lugar de dividirnos por nuestras diferencias, estamos llamados a unirnos en el amor de Cristo, valorando la diversidad como una riqueza que enriquece nuestra comunidad de fe.

El Testimonio de la Caridad:

Finalmente, este evangelio nos invita a reflexionar sobre el testimonio de la caridad. Jesús no se detiene en las diferencias externas, sino que mira el corazón y las acciones. En nuestras vidas, la caridad debe ser el sello distintivo de nuestra fe. Cada acto de amor, cada gesto de ayuda y cada palabra de consuelo que ofrecemos en nombre de Jesús es un testimonio vivo de su presencia en el mundo. En nuestras comunidades parroquiales y movimientos apostólicos, el ejercicio constante de la caridad nos une y nos fortalece, haciendo visible el reino de Dios aquí y ahora. La caridad es el vínculo perfecto que nos conecta con Dios y con nuestros hermanos y hermanas.