La Grandeza en la Humildad: Reflexión sobre San Marcos 9,30-37

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La Grandeza en la Humildad: Reflexión sobre San Marcos 9,30-37

2024-05-21 Humildad Cristiana Servicio y Comunidad 0

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»

Palabra del Señor.

La humildad como camino a la grandeza:

El evangelio de hoy nos presenta a Jesús enseñando a sus discípulos sobre la verdadera grandeza. Él les explica que el mayor entre ellos debe ser el servidor de todos. Esta lección de humildad es una invitación a reflexionar sobre nuestra vida diaria y cómo tratamos a los demás. En un mundo que valora el poder y el prestigio, Jesús nos muestra que la verdadera grandeza se encuentra en la humildad y el servicio desinteresado.

El ejemplo del niño:

Jesús utiliza la imagen de un niño para ilustrar su mensaje. Dice que quien recibe a un niño en su nombre, lo recibe a Él, y quien lo recibe a Él, recibe al que lo envió. Los niños, en la cultura de la época, eran considerados los más pequeños y sin importancia. Al poner a un niño en el centro, Jesús nos enseña a valorar a los más humildes y vulnerables en nuestra sociedad. Esto nos llama a ser acogedores y a cuidar de los más necesitados en nuestras comunidades parroquiales y movimientos apostólicos.

El servicio en la comunidad parroquial:

En nuestras parroquias, el llamado a ser servidores adquiere una dimensión especial. Ya sea ayudando en la liturgia, colaborando en la catequesis o participando en obras de caridad, todos tenemos la oportunidad de servir a los demás. Este servicio no solo fortalece la comunidad, sino que también nos transforma interiormente, acercándonos más a la imagen de Cristo. El verdadero liderazgo en la parroquia se manifiesta en la capacidad de servir con amor y dedicación.

La humildad en los movimientos apostólicos:

Los movimientos apostólicos son un espacio privilegiado para vivir el evangelio en comunidad. Aquí, el espíritu de servicio es fundamental. La humildad nos permite reconocer que cada miembro es valioso y tiene algo único que aportar. Al trabajar juntos, sin buscar reconocimiento personal, construimos un cuerpo apostólico fuerte y unido. Este testimonio de unidad y servicio es un reflejo vivo del evangelio que proclamamos.

Aplicación en la vida diaria:

La enseñanza de Jesús sobre la humildad y el servicio no se limita al ámbito religioso. En nuestra vida cotidiana, en el trabajo, en la familia y en nuestras relaciones sociales, estamos llamados a ser servidores. Esto significa actuar con integridad, poner las necesidades de los demás antes que las nuestras y buscar el bien común. La verdadera grandeza se manifiesta en los pequeños actos de amor y generosidad que realizamos cada día.