El Consuelo Divino: Promesa de Presencia y Guía

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El Consuelo Divino: Promesa de Presencia y Guía

2024-05-07 Consuelo Divino Espíritu Santo 0

Lectura del santo evangelio según san Juan (16,5-11):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿Adónde vas?”. Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».

Palabra del Señor.

Introducción a la Reflexión:

Hoy nos encontramos reunidos para meditar sobre un pasaje que nos invita a contemplar la transitoriedad de nuestra vida terrenal y la permanencia de lo divino. Este pasaje proviene del Evangelio de san Juan, en el cual Jesús se dirige a sus discípulos en un momento de inminente despedida, anunciando que aunque Él debe irse, no los dejará desamparados.

El Anuncio del Consuelo Divino: El Espíritu Santo:

En este pasaje, Jesús revela la venida del Paráclito o Espíritu Santo, quien será enviado para estar con sus seguidores y guiarlos hacia la verdad. La promesa del Espíritu Santo es fundamental para entender nuestra propia jornada espiritual y comunitaria. Es una promesa de presencia continua, de guía y apoyo en los momentos de incertidumbre y de búsqueda.

Aplicación en la Vida Diaria:

La idea del Consuelo Divino nos impulsa a reflexionar sobre cómo acogemos esa presencia en nuestras vidas cotidianas. ¿Nos abrimos a su guía cuando enfrentamos decisiones difíciles o nos aislamos pensando que debemos resolver todo por nuestra cuenta? En nuestras familias, trabajos y especialmente en nuestra comunidad parroquial, el Consuelo Divino puede ser un faro de luz en la oscuridad, ayudándonos a cultivar la paz y la comprensión entre nosotros.

Implicaciones para el Trabajo Parroquial y Movimientos Apostólicos:

En la parroquia y en nuestros movimientos apostólicos, este pasaje nos anima a ser agentes de consuelo y de verdad. Como miembros activos de nuestra comunidad, somos llamados a ser extensiones del Consuelo Divino, llevando alivio y esperanza a los que sufren, y claridad a los confundidos o desorientados. Este es un llamado a ser más que oyentes del mensaje; es un llamado a vivirlo activamente.

Conclusión:

Este pasaje del Evangelio nos desafía a mirar más allá de nuestra comprensión inmediata y a confiar en que, aunque las despedidas son parte de nuestra experiencia, nunca estamos verdaderamente solos. El Consuelo Divino permanece con nosotros, guiándonos hacia una verdad más profunda y hacia una vida plena de amor y servicio.