Encontrando el Camino a través de Juan 14:6-14: Una Guía para la Vida Parroquial y Más Allá

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Encontrando el Camino a través de Juan 14:6-14: Una Guía para la Vida Parroquial y Más Allá

2024-05-03 Fe y Comunidad 0

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,6-14):

En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.»
Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras, Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.»

Palabra del Señor.

Introducción:

En nuestras vidas llenas de incertidumbres y búsquedas, a menudo nos encontramos anhelando direcciones claras y respuestas concretas. Hoy, nos detenemos en las palabras que nos ofrece el Evangelio según San Juan, específicamente en el pasaje de Juan 14,6-14, donde se nos recuerda de una promesa y una guía perpetua.

Camino, Verdad y Vida:

El pasaje comienza con una afirmación poderosa: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. En nuestro trabajo diario, tanto en la parroquia como en nuestros grupos y movimientos, estas palabras resuenan como un llamado a seguir un camino definido por la integridad y la sinceridad. Cada decisión que tomamos y cada interacción que tenemos debería reflejar este triple enfoque, orientándonos siempre hacia lo que es justo y verdadero.

La Promesa de Respuesta:

Continuando, el pasaje nos asegura que “todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo concederé”. Este versículo es un recordatorio de la relación profunda y personal que estamos llamados a tener con lo divino. En la parroquia, esto se manifiesta en cómo nos acercamos a nuestras oraciones y cómo fomentamos esta actitud de confianza y esperanza entre los fieles. Es un llamado a vivir en una comunión constante y a esperar con fe las respuestas a nuestras peticiones, siempre alineadas con el bien mayor.

La Intercesión en la Comunidad:

El pasaje no solo habla de la relación individual con lo divino, sino también de nuestra interacción con los demás. “Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré”, esto subraya la importancia de la intercesión y del apoyo mutuo dentro de nuestra comunidad. En la parroquia y en los movimientos apostólicos, es esencial fomentar un ambiente donde los miembros se sientan apoyados y donde sus necesidades y peticiones sean llevadas adelante en oración y acción conjunta.

Manifestar Obras Mayores:

Finalmente, se nos invita a “hacer obras mayores” de las que se han visto. Este es un desafío emocionante y una gran responsabilidad para todos nosotros. En la vida de la parroquia, esto puede traducirse en proyectos innovadores, en alcanzar a los necesitados de manera más efectiva, y en propagar la buena nueva no solo con palabras, sino a través de acciones concretas y transformadoras que reflejen la profundidad de nuestra fe y nuestro compromiso.

Conclusión:

Al reflexionar sobre este pasaje del Evangelio de San Juan, nos damos cuenta de que no se trata solo de seguir un conjunto de reglas; se trata de embarcarnos en un viaje transformador que afecta cada aspecto de nuestra vida. Al vivir según el camino, la verdad y la vida que nos son revelados, podemos encontrar la plenitud y el propósito que tanto buscamos.