Iluminando Nuestro Camino: Lecciones de Juan 12,44-50

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Iluminando Nuestro Camino: Lecciones de Juan 12,44-50

2024-04-24 Espiritualidad Cotidiana Vida Cristiana 0

Lectura del santo evangelio según san Juan (12,44-50):

En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo:
«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».

Palabra del Señor.

Introducción:

En nuestras vidas, a menudo buscamos luces que nos guíen a través de la oscuridad y la incertidumbre. Las palabras que se nos entregan en Juan 12,44-50 son una fuente de esa luz, invitándonos a reflexionar sobre la importancia de vivir de acuerdo a la palabra que se nos ha dado.

La Luz del Mundo:

“El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado.” Estas palabras nos recuerdan que nuestra fe y nuestras acciones deben estar enraizadas en una verdad mayor. En la vida diaria, esto significa buscar siempre actuar de manera que refleje nuestros valores más profundos. Esta perspectiva es fundamental en la vida parroquial, donde nuestras acciones y decisiones pueden iluminar el camino para otros.

El Llamado a la Claridad:

Cuando se proclama, “He venido al mundo como luz,” se nos llama a ser portadores de esta luz en nuestras propias comunidades. Esto implica no solo ser un ejemplo a seguir, sino también estar dispuestos a compartir nuestra comprensión y experiencias con otros. En el contexto de movimientos apostólicos, este llamado se traduce en un compromiso activo para difundir el mensaje y vivirlo de manera concreta y visible.

La Palabra como Guía:

“Y sé que su mandamiento es vida eterna.” Las palabras que seguimos y transmitimos no son meras instrucciones; son el camino hacia una vida plena y eterna. En la parroquia, esto significa que cada encuentro, cada servicio y cada palabra que compartimos debe ser un reflejo de este mensaje trascendental.

Vivir Conforme al Mandato:

La parte final del pasaje nos desafía a considerar cómo vivimos de acuerdo con lo que hemos aprendido: “Lo que hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.” En nuestro día a día, en el trabajo, en el hogar y en la parroquia, somos llamados a reflejar la integridad de nuestro mensaje. Cada acción y decisión debe ser un testimonio de nuestra fe.

Conclusión:

Las enseñanzas contenidas en Juan 12,44-50 nos invitan a ser conscientes de la luz que podemos llevar al mundo. Nos desafían a ser coherentes en nuestro hablar y en nuestro actuar, siempre con la mirada puesta en el mensaje de vida eterna que se nos ha confiado. Es una invitación a vivir con propósito, con la palabra como nuestra guía y la fe como nuestra luz.