Escuchar y Seguir: Lecciones del Evangelio según san Juan 10, 22-30

Ayudemos a Manuel Mano Galarza

Escuchar y Seguir: Lecciones del Evangelio según san Juan 10, 22-30

2024-04-23 Fe y Comunidad Guía espiritual 0

Lectura del evangelio según san Juan (10,22-30):

SE celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

Palabra del Señor.

Introducción:

En el pasaje que hoy contemplamos, nos encontramos en un diálogo profundo entre el Maestro y sus seguidores. Este pasaje, rico en simbolismo y significado, ofrece una ventana a las verdades eternas que todavía resuenan en nuestras actividades diarias y en la vida comunitaria de nuestra parroquia.

La voz que guía:

El núcleo de este pasaje es la afirmación de que las ovejas reconocen la voz de su pastor. En nuestra vida diaria, esta metáfora se extiende a la forma en que elegimos escuchar y seguir las voces que nos prometen guía y protección. En el contexto de nuestro trabajo, cada día estamos llamados a discernir y responder a la voz que guía no solo nuestras acciones personales, sino también nuestras interacciones con aquellos a quienes servimos.

Comunidad y seguridad:

El evangelio nos asegura que nadie arrebatará a las ovejas de la mano del pastor. En nuestra comunidad parroquial, este mensaje fortalece nuestro compromiso con la seguridad y el bienestar de cada miembro. Trabajamos para crear un ambiente donde todos se sientan acogidos y protegidos, reflejando la seguridad que se promete en estas escrituras.

Permanencia en la fe:

La promesa de permanencia, “ellas no perecerán jamás”, resuena con la esperanza de una fe inquebrantable que se sostiene a través de los tiempos y las pruebas. En nuestra labor apostólica, este concepto se traduce en la perseverancia a pesar de las dificultades, manteniendo la fe viva en nuestras acciones y enseñanzas, inspirando a otros a hacer lo mismo.

Conclusión:

Este pasaje del Evangelio no solo nos habla de la seguridad y la guía, sino que también nos invita a reflexionar sobre nuestra propia capacidad de escuchar y seguir la verdad en nuestra vida cotidiana. Nos recuerda el valor de la comunidad, la protección y la fe permanente, aspectos todos que buscamos fomentar en nuestra parroquia y en nuestros movimientos apostólicos.