Reflexiones sobre la Fe y la Comunidad: Inspiración desde Juan 6,44-51

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Reflexiones sobre la Fe y la Comunidad: Inspiración desde Juan 6,44-51

2024-04-18 Amor divino Fe y Comunidad 0

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,44-51):

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».

Palabra del Señor.

Introducción:

En la lectura del Evangelio de hoy según San Juan (6,44-51), somos invitados a profundizar en la verdad de que nadie puede venir a mí, si el Padre que me envió no lo atrae. Esta afirmación nos plantea un llamado a la reflexión sobre la dinámica de nuestra fe y la relación que mantenemos con lo divino en nuestra vida cotidiana.

El Llamado a la Fe:

El texto nos recuerda que la fe es un regalo, una iniciativa que no parte de nosotros, sino que es un movimiento del Padre hacia nosotros. Esta perspectiva es fundamental para entender nuestra misión en la comunidad y en los diversos movimientos apostólicos. Nos invita a ser humildes, reconociendo que nuestra capacidad de creer y seguir adelante proviene no de nuestras propias fuerzas, sino de la gracia que se nos ha dado.

Aplicación en la Vida Diaria:

¿Cómo vivimos esto en lo cotidiano? La fe nos mueve a actuar de maneras que reflejan nuestras creencias. En el trabajo parroquial, esto se traduce en acoger a cada persona que llega, sabiendo que cada encuentro es una oportunidad divina para mostrar el amor y la compasión que se nos ha enseñado. Además, en los movimientos apostólicos, esta comprensión nos impulsa a ser proactivos en nuestra comunidad, buscando siempre ser canales de la verdad y la paz.

Trabajo en la Parroquia:

En el entorno parroquial, este evangelio nos llama a centrarnos en ser facilitadores del encuentro de otros con la fe. Esto significa preparar nuestros corazones y nuestras mentes para ser verdaderos testigos del amor que hemos recibido. Debemos preguntarnos continuamente si nuestras acciones y palabras están atrayendo a otros hacia el amor compasivo que predica el Evangelio.

En los Movimientos Apostólicos:

Para aquellos de nosotros involucrados en movimientos apostólicos, el mensaje de hoy nos desafía a revisar nuestras metodologías y actividades. ¿Están verdaderamente arraigadas en el deseo de atraer a las almas hacia una relación más profunda con lo divino? Este enfoque requiere que seamos creativos y diligentes en la forma en que diseñamos nuestras actividades y programas, asegurando que reflejen la naturaleza atractiva del amor divino.

Conclusión:

La enseñanza de hoy nos ofrece una profunda reflexión sobre nuestra relación con lo divino y nuestra responsabilidad hacia nuestra comunidad. Al mantener nuestros corazones y mentes abiertos al amor y la guía divina, podemos ser verdaderos instrumentos de su paz y amor en el mundo, atrayendo a más almas hacia la luz de la verdad.