Encuentros Transformadores: Reflexiones desde Juan 21, 1-14

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Encuentros Transformadores: Reflexiones desde Juan 21, 1-14

2024-04-05 Vida Cristiana 0

Lectura del santo evangelio según san Juan 21, 1-14

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.

Simón Pedro les dice:
«Me voy a pescar».

Ellos contestan:
«Vamos también nosotros contigo».

Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.

Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tenéis pescado?».

Ellos contestaron:
«No».

Él les dice:
«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».

La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
«Es el Señor».

Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger».

Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
«Vamos, almorzad».

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.

Introducción:

En la vida, al igual que en el pasaje de Juan 21, 1-14, nos encontramos a menudo en la orilla, mirando hacia el vasto mar de nuestras experiencias, esperanzas y desafíos. Este relato nos invita a reflexionar sobre la importancia de seguir adelante, incluso cuando nuestras redes parecen vacías.

La Importancia de la Comunidad:

La presencia de los discípulos juntos, lanzando las redes una vez más bajo la guía de su maestro, nos recuerda el valor incalculable de la comunidad. En nuestro trabajo diario, ya sea en la parroquia o en los movimientos apostólicos, es esencial recordar que no estamos solos. La fuerza de nuestra comunidad radica en nuestra capacidad para apoyarnos mutuamente, compartir nuestras cargas y celebrar juntos nuestras alegrías.

Escuchar y Seguir la Guía:

El momento en que los discípulos reconocen a su maestro y siguen sus instrucciones, cambiando el curso de su labor, es un poderoso recordatorio de la importancia de estar atentos a la guía espiritual. En la cotidianidad de nuestra vida y nuestro trabajo, es fácil perder de vista esta presencia y guía. Sin embargo, al mantener nuestros corazones y mentes abiertos, podemos encontrar dirección y propósito incluso en los momentos más desafiantes.

El Milagro de la Abundancia:

La captura milagrosa de peces simboliza no solo la abundancia material, sino también la espiritual. Este milagro nos enseña que, cuando ponemos nuestra confianza en la guía divina y trabajamos juntos como comunidad, podemos experimentar una abundancia que supera todas nuestras expectativas. Es un llamado a confiar más allá de lo que vemos, a creer en la posibilidad de lo imposible.

Alimentando a Otros:

La invitación a compartir el desayuno juntos al final del pasaje no es solo un acto de hospitalidad, sino también un símbolo de cómo estamos llamados a alimentar a los demás, no solo física sino espiritualmente. En nuestra vida diaria, este acto de compartir se traduce en escuchar, ofrecer consuelo, compartir conocimientos y experiencias, y estar presentes para los demás en su necesidad.

Conclusión:

La lectura de Juan 21, 1-14 nos ofrece valiosas lecciones sobre la importancia de la comunidad, la escucha activa de la guía espiritual, la confianza en la abundancia que supera nuestra comprensión y la llamada a alimentar a los demás. En nuestro camino personal y comunitario, estos principios pueden iluminar nuestro camino y ayudarnos a vivir una vida más plena y significativa.